Siguiendo con nuestra serie introductoria a la filosofía de inversión que seguirá el blog, supongo que si habéis llegado hasta aquí es porque os interesa esto de la inversión a largo plazo.
Pues bien, tras haber decidido el por qué invertir (I, II y III), hoy quiero centrarme en un aspecto más concreto: el cómo invertir a largo plazo. Y es que dentro de cada horizonte temporal (corto, medio o largo plazo) existen distintas estrategias o filosofías de inversión.
Una de las estrategias más populares en nuestro caso es el Value Investing, o inversión de valor, introducida por Benjamin Graham en 1928 y que básicamente consiste en buscar a través del análisis fundamental, empresas que estén cotizando a un precio inferior al que debería ser su "valor intrínseco", precio justo o fair value. En resumen, que se encuentren infravaloradas en bolsa y se puedan adquirir con un descuento sobre el precio que nosotros creemos que debería tener.
Luego solo habría que esperar a que el mercado reconozca el verdadero valor de la compañía para empezar a vender nuestras acciones.
¿Por qué usar esta estrategia y no otra? Simplemente se debe a que es de las pocas que ha demostrado ser efectiva de manera consistente a lo largo del tiempo. Porque claro, hay muchas otras que buscan dar un pelotazo en cuestión de meses o días y conseguir un 1.000% en un rato. Que si tienes suerte y por ejemplo te topas con un caso de tipo Twitter, pues quizás hasta consigas una gran suma en un rato.
Como aquí no estamos para apostar a nuestra suerte, es mejor usar un método del que conocemos numerosos casos de inversores que a lo largo de su sus muchos años de carrera han conseguido una rentabilidad bastante superior a la del índice de referencia. Basta ver la tabla de abajo para comprobar que los mejores usaron esta filosofía de inversión.
Y es que lograr esas rentabilidades año tras año creédme que es mejor que conseguir un 1.000% en un rato. Sobre todo si no dispones de un gran capital para comenzar.
Ese es otro de los mejores aspectos de esta estrategia. Las compras de acciones se pueden ir haciendo poco a poco y no es necesario comenzar con una fortuna ni por supuesto, apalancarse (pedir dinero prestado). Si a esto añadimos el interés compuesto, el resultado puede ser una relación bastante fructuosa a largo plazo.
Como todo, es una estrategia que también tiene matices y detractores, algo que veremos en la próxima entrada.
Magnífico blog. Estaré muy atento a tus entradas ya que me interesa mucho esta filosofía de inversión.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo,
sumaysigue
Gracias por el comentario, me alegro de que te guste.
EliminarUn abrazo.