Es fundamental conocerlos porque el primero es el ladrón más sigiloso de la historia para los ahorradores y el segundo un atraco legal a nuestros intereses.
La inflación es el incremento de los precios de los bienes y servicios que consumimos y que va haciendo que perdamos poder adquisitivo sin que nos demos cuenta, es decir, con la misma cantidad de dinero, cada día que pasa podremos comprar menos cosas. Ya sabéis eso de que "un euro hoy vale más que un euro mañana".
Lo de que no nos damos cuenta no es que sea del todo cierto, pero es que dicho incremento se produce a tan pequeña escala que a veces no le damos importancia y sin embargo, cuando recordamos el precio de algunas cosas hace algunos años, parece que ahora nos están timando.
Tampoco hay que olvidar el papel que juega como enemigo del pensamiento general, ya que ayudó al crecimiento de la burbuja inmobiliaria (los pisos siempre suben) o a que muchos ahorradores todavía crean que están ganando dinero con depósitos que dan el 2%.
Por otra parte, podría decirse que es el amigo de los derrochadores y endeudados, pues hace que aplicando la misma frase anterior a las deudas, resulte que "una deuda hoy vale menos que una deuda mañana".
En fin, un tema que da mucho para debatir y que si lo aplicamos a nuestros casos del interés compuesto veremos que, los resultados tan impresionantes que habíamos obtenido no sean en realidad tan grandiosos si el precio del dinero sigue devaluándose como hasta ahora.
En el primer caso, con un depósito al 2,5%, dentro de 40 años el capital que tendríamos sería de 93.108 €, pero si le aplicamos la inflación media de los últimos 30 años, un 3% anual, el valor real de nuestro capital sería de tan solo 28.543 €. Eso es lo que podríamos comprar con 93.108 € de hoy día dentro de 40 años. ¿Sorprendido? Quizás ahora se vea más claro que actualmente la mayoría de los depósitos tienen una tasa de rentabilidad real negativa o lo que es lo mismo, hacen que perdamos poder adquisitivo.
Si pasamos al siguiente caso, donde conseguíamos una rentabilidad media del 16%, el resultado era que nuestro capital pasaba a ser de 4.725.314 € nominales. Al aplicarle la misma inflación del 3% anual se transforma en 1.448.577 €. Algo más de 3 millones de euros que se come la inflación.
Por último, en el ejemplo menos optimista de una inversión en bolsa con vista a 40 años y una rentabilidad media del 7%, conseguíamos un capital de 313.234 € que traídos a precios actuales serían 96.024€.
Si os han decepcionado los datos siento deciros que esta es la única realidad y que ya veis lo poco rentables que resultan en realidad los depósitos. Todo lo que no supere la inflación será en realidad, perder poder adquisitivo, de ahí que el IPC sea un indicador al que den tanto bombo en los medios.
El único arma que tenemos para combatirla es mediante aumentos del ahorro, ya que en nuestros ejemplos sumábamos cantidades bastante modestas de 100€ mensuales. Cantidad que a poco que aumente hace que el resultado también crezca exponencialmente.
Como apunte, decir que también existe la estanflación, en la que el valor del dinero ni baja ni sube con el tiempo y la deflación, que como antónimo de inflación lo que hace es que el dinero cada vez valga más y por tanto, también las deudas.
A lo largo de la historia se han dado casos de inflación extrema y más recientemente, de deflación extrema.
Esto último es lo que tratan de evitar a toda costa nuestros gobernantes, ya que si de por sí las deudas de muchos países y empresas son insostenibles, imaginad lo que ocurriría si crecieran todavía más de forma incontrolable.
NOTA: Tenéis a vuestra disposición aquí y en la sección de utilidades la calculadora para que podáis hacer estimaciones introduciendo vuestros propios datos en el recuadro de la izquierda.
Muy bueno el post. Sin duda es muy importante tener muy en cuenta a este enemigo tan sigiloso.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo,
sumaysigue
Gracias por comentar.
EliminarSi que hay que tenerlo en cuenta para ver la rentabilidad real de nuestras inversiones.
Un abrazo!