Características de una burbuja

Mucha gente se pregunta si hoy día, dada la abundancia de liquidez que los bancos centrales crean con la impresión masiva de dinero y los tipos de interés en mínimos históricos, estaremos inmersos en una nueva burbuja especulativa. No hay más que ver algunos titulares que incluso dicen que el Dow Jones tiene el mismo aspecto que justo antes del pico de 1929.

Lo cierto es que las burbujas como tal, son difíciles de detectar y generalmente solo se ven cuando ya han explotado. No obstante, existen ciertas características que las hacen similares entre sí, incluso aunque haya siglos de diferencia entre unas y otras. 

Vamos a ver algunos de sus rasgos más comunes:

El excesivo uso de crédito

Este puede ser uno de los factores más llamativos en unas alzas que parecen no tener fin. Tanto en 1929 como en 2008 y en anteriores burbujas se usaron unos apalancamientos enormes. Basta con ir a la última crisis, en la que algunos bancos como Goldman Sachs, Morgan Stanley o Lehman Brothers tenían un apalancamiento de unas 30 o 40 veces su capital en instrumentos hipotecarios que claro, ¡se suponía que solo podían subir! 

Sólidas condiciones económicas

Generalmente, muchas burbujas tienen como base una economía que funciona bastante bien y que por tanto, generan gran confianza entre los inversores, lo que más tarde deriva en el abandono de los principios de prudencia que solían aplicarse en la valoración de activos.

En todas las burbujas parecía que se había descubierto una nueva era de expansión económica ilimitada. A la época anterior al crack del 29, se la denominó Nueva Era, ya que se pensaba que los beneficios de las empresas crecerían a tal ritmo (por las nuevas técnicas de fabricación industrial), que los métodos tradicionales de valoración no tenían sentido, las cosas habían mejorado de verdad. Algo parecido a lo que ocurrió en la burbuja puntocom con las empresas tecnológicas, en las que un PER de 100 era algo habitual.

La mayoría de expertos caen presa de la especulación

Y es que al fin y al cabo, con unos precios que no paran de subir, es difícil no participar en la creencia popular del momento. Por ello incluso los más "expertos" predicen que en el futuro los precios continuarán subiendo. Al fin y al cabo, todo el mundo puede encontrar buenos motivos para pensar que las alzas deben seguir y que es la mejor oportunidad de invertir que se les ha presentado en su vida.

Mucha gente piensa que encontrará a otro aún más tonto que esté dispuesto a pagar más de lo que yo he pagado

Siempre hay escépticos en las grandes subidas de mercado, que piensan de manera independiente y no se dejan llevar por la euforia. Ellos saben que los precios actuales son ridículos. No obstante, presuponen que las cosas pueden ir todavía a más (si el precio ha subido un 200%, ¿porqué no puede subir un 400%?) y justifican así su compra. Al fin y al cabo, nadie sabe cuanto tiempo puede permanecer irracional el mercado.

Basta con ver el CAPE (Cyclically Adjusted Price-Earnings) de Shiller para comprobar que las alzas en el PER ajustado pueden continuar varios años por encima de su media histórica antes de volver a la normalidad.

Como diría Keynes, "El mercado puede mantener su irracionalidad más tiempo del que tú puedes mantenerte solvente".


Generalmente, una vez que la burbuja estalla gracias a la combinación de esos cuatros factores, es cuando todo el mundo despierta de los sueños que han creado en sus mentes, y de igual manera que al principio solo se habla de lo ricos que se están haciendo y de todo lo que van a ganar, luego solo se habla de las profecías del Apocalípsis que viene. 

Como vimos en la primera tabla, una de las mayores similitudes entre burbujas es el gran desplome que acontece tras la euforia inicial, dando paso a un pánico que también suele ser exagerado y ofrece a los inversores con la sangre lo bastante fría, el mejor momento de compra.