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sábado, 16 de noviembre de 2013
Enemigos del interés compuesto: los impuestos
Concluyendo con la serie de entradas sobre la importancia del interés compuesto y enemigos como la inflación, hoy quiero mostraros otro igual de importante: los impuestos.
En nuestro ejemplo de interés compuesto el tipo de impuesto que nos afecta es el directo, que grava las rentas del ahorro, y que como todos sabréis no es más que el gran pellizco que Hacienda se lleva del beneficio de nuestro ahorro e inversión. O como a mí me gusta llamarlo, un atraco público y legal a los ahorradores.
Los impuestos no es que sean malos en sí, si no que el problema viene del uso que se les de: para financiar inversiones, realizar mejoras públicas, sanidad, educación, etc. En nuestro caso, España disfruta de unos impuestos altísimos y de los cuales muy poco se destina a los ciudadanos de los que procede y además, cuando se hace, los resultados suelen dejar mucho que desear.
sábado, 2 de noviembre de 2013
La importancia del interés compuesto
Probablemente hayáis oído esa frase de Einstein que dice:
Por mi parte, la suscribo totalmente. Vamos a ver con más profundidad si es realmente tan poderoso y si nos puede servir en nuestra estrategia de inversión a largo plazo.
Partiendo de que existe el interés simple (aquel en el que el beneficio obtenido se retira tras un periodo determinado, como por ejemplo el vencimiento anual de un depósito) y el interés compuesto (en el que el beneficio generado por los intereses se reinvierte y se capitaliza), podemos hacer algunas estimaciones para ver el abismo que separa a uno y otro.
Supongamos la actual rentabilidad media de un depósito, un 2,5%. Por supuesto los depósitos no nos pagarán esa misma cantidad durante 40 años, pero servirá para que nos hagamos una idea de lo que ocurriría si reinvertimos o no los intereses.
"El interés compuesto es la fuerza más poderosa del universo"
Por mi parte, la suscribo totalmente. Vamos a ver con más profundidad si es realmente tan poderoso y si nos puede servir en nuestra estrategia de inversión a largo plazo.
Partiendo de que existe el interés simple (aquel en el que el beneficio obtenido se retira tras un periodo determinado, como por ejemplo el vencimiento anual de un depósito) y el interés compuesto (en el que el beneficio generado por los intereses se reinvierte y se capitaliza), podemos hacer algunas estimaciones para ver el abismo que separa a uno y otro.
Supongamos la actual rentabilidad media de un depósito, un 2,5%. Por supuesto los depósitos no nos pagarán esa misma cantidad durante 40 años, pero servirá para que nos hagamos una idea de lo que ocurriría si reinvertimos o no los intereses.
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